Ahí donde la actividad de recordar falla y los hilos del relato se pierden, se ve la construcción que sostiene la delicada continuidad de los lazos familiares e históricos. Para sostener los grandes relatos que significaban las grandes acciones del siglo pasado, pareciera que hace falta una memoria que sea capaz de recordarlos. El problema es que la memoria de las abuelas que contienen esos recuerdos, trastabilla. Entre una abuela que se disuelve y una nieta que pide significado, está la promesa de una identidad a la que se accede escénicamente. Cómo lo logra, no es justo decirlo, pero sí podemos adelantar que no es sin las posibilidades de recordar del público. No duden en poner a prueba su memoria y percepción. Si falla, es probable que sean humanos.